1.2.11

Hoy sí.

Sucede que no hay palabras para intentar recién describir la dicha que hoy me llena, que llena todos los espacios de mi cuarto, de las paredes, de los afiches que se aferran a ella, de mi cama, de mis cámaras, de la cocina, de la calle. mi mundo, tu mundo. Sentir que no falta nada, que todo está liso y que ningún hoyo te hará tropezar de un segundo a otro como siempre me suele pasar al pisar las veredas. Sentir como un corazón se puede fundir en un abrazo infinito con su par con tanta facilidad, recostados sintiendo como el espacio se expande y todo lo que alguna vez hizo, o hace mal, desaparece en un silencio que raya en lo siniestro. Que la tristeza retrocede temerosa ante las risas acompañadas de un chiste, haciendo gala de las nuevas amistades que se forman en torno al querido barrio, como todo cobra vida en una rutina que por tanto tiempo estuvo cabizbaja, bajo la protección de un saludo, de un abrazo, de una despedida. Ver a aquellas personas que por tanto tiempo te hicieron feliz y lo seguirán haciendo por siempre, porque esas personas existen, porque lo siento y porque siempre estuvieron. Que el mundo no parece tan cruel ante este nuevo cielo, que parece un cielo del norte, de esos donde la infinidad de estrellas no te permite contarlas.

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Si resulta que sí
si podrás entender lo que me pasa a mí esta noche,
Ella no va a volver
y la pena me empieza a crecer adentro.