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Recuerdo haber despertado de cara a un lago perdido en Argentina, recuerdo acampar al costado de un río en Torres del Paine, recuerdo largas tardes en el centro de Bariloche o El Bolsón, recuerdo cada almuerzo en Villa Angostura, recuerdo la nieve del paso fronterizo, recuerdo los viajes en bote con papá, los tallarines de camping de mamá, recuerdo los atardeceres más mágicos que alguien pueda vivir, recuerdo los piqueros en altura de San Luis, recuerdo los viajes durante el crepúsculo por los campos de Uruguay escuchando música en el auto, recuerdo las tormentas de arena en Córdoba, recuerdo haberme enfermado de la guata en el lago Colico. Recuerdo nuestra roca en Lago Puelo, recuerdo haberme perdido con mi viejo en Río Blanco, recuerdo cada Milanesa con fritas de mi vida, recuerdo los tres días en barco para llegar a la laguna San Rafael, recuerdo ir al estadio en Curitiba, el camino de arena en Río Grande, recuerdo llegar a Buenos Aires y caminar por Corrientes, por 9 de Julio. Recuerdo los veranos en Montevideo y sus comparsas, recuerdo haberme bañado en el estrecho de Magallanes.

Recuerdo conocer lugares que la gente jamás se podría imaginar
recuerdo mucho, y ahora recuerdo que no quiero estar acá
que no pertenezco a la ciudad.